Manuel Godoy
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Experiencia en Jurado Internacional

     Pronto se cumple un año en el que tuve el inmenso placer de formar parte del Jurado del Certamen Internacional de Bandas de Altea 2015. Una experiencia nueva para mí y un privilegio haber sido, en primer lugar, propuesto por el comité artístico del Certamen y en segundo lugar, tener la suerte de salir designado tras el sorteo público.


    Lujo ha sido sin duda estar acompañado por miembros con trayectorias impecables y envidiables, como el gran Director y músico portugués Paulo Martins, quien ejerció como Presidente del Jurado, y como segundo vocal, Timothy Reinysh director icónico en el repertorio mundial de música para vientos, vamos, un verdadero mito en vida.

    Dicho todo esto de la ilusión, tengo que reconocer lo difícil e injusto que ha sido juzgar...y sobre todo, valorar el trabajo y esfuerzo del prójimo y encima, con la impersonal cifra numérica que va del 0 al 10....Sin duda, cualquiera de las bandas participantes era merecedora del Primer premio, y no me refiero al premio que te distingue entre las demás, cuando sumas cada uno de los apartados, sino al premio que debería poner en valor el mérito cultural y la labor sociológica que realizan cada una de las formaciones que se presentan.


     Mi opinión, es que en una actuación de aproximadamente 50 minutos, hay  factores que tristemente un Jurado no puede cuantificar de manera objetiva, como son los llamados "méritos artisticos", y que hacen que irremediablemente una banda tenga mayor puntuación que otra.  Estos méritos, concretados en fríos puntos, no sólo deberían responder a la calidad interpretativa del momento, ni tampoco a la elección de una u otra obra libre, ni tan siquiera a la incuestionable calidad individual de los músicos profesionales que colaboran en cada una de las bandas. Debería se mucho más serio, aunque tristemente algo utópico...un Jurado debería en primer lugar, conocer prácticamente de memoria cada una de las obras que se van a juzgar, tanto la libre como la obligada. Saber dónde están sus dificultades, los problemas de articulación, afinación, balances, dinámicas, licencias interpretativas, consensuar con el resto de miembros del Jurado, aquellos argumentos musicales  exigibles en cada una de las obras, y por supuesto, llevarlo todo en un plan minucioso de escucha activa preparado previamente , para que por los menos, la parte musical sea totalmente incuestionable ni superflua y por tanto, no suponga tema de discusión. Será por deformación profesional, pero en mi caso, y como profesor de instituto, cuando un alumno quiere revisar su examen por disconformidad con la nota, siempre tengo preparados los argumentos y/o motivos que se requieren. Esto que parece una obviedad, no es lo corriente en algunos certámenes que he tenido que sufrir al otro lado como Director...
    Yendo más allá,  la cosa no debe quedar ahí, a continuación, y en un segundo plano pero no menos importante, también se debería valorar y juzgar a cada agrupación conociendo su historia,  su proyecto a medio y largo plazo, su labor cultural en la programación anual, su implicación en la difusión de la música original para banda y no sólo con el repertorio clásico, etc...Todos y cada uno de estos aspectos y otros más, que desde mi punto de vista, favorecerian una valoración más individualizada y por ende, más justa. En fin, muy complicado verdad? ...Ya lo creo.




 

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